Y verás en realidad que ningún ser racional podrá creer que la finalidad de la creación del hombre, es su vivencia en este mundo, y quien realmente se satisface de ella, como comenta el versículo: «Los días de nuestros años son setenta, y en pleno vigor ochenta, y en su mayoría trabajo y pujanza” (Salmos 90-100), y aún sufrimientos enfermedades y preocupaciones, y a pesar de todo ello, la muerte.
Uno entre mil encontrarás que le produzca el mundo verdadero satisfacción y sosiego.
Y aunque llegara a los cien años se encuentra acabado y anulado de este mundo.
Y aún si la finalidad en la creación del hombre sería para necesidad del mundo resultaría innecesario entonces insuflar en él un alma tan importante y elevada que fuera más grande que los ángeles mismos, más aún teniendo en cuenta que ella no haya ninguna satisfacción en los placeres de este mundo.