י״ח בשבט ה׳תשפ״ב
Capítulo 1, “los deberes del hombre en el mundo”, (tercera parte) – 20
Y en el análisis se verá que la perfección real es el apego al Santo, Bendito sea, como solía decirlo el Rey David: (Salmos 73-28) » Y yo en las cercanías del Señor hallo mí bien” y continúa “Y sólo una cosa clamé del Señor, aquello pediré, moraré en la casa del Señor todos los días de mi vida», pues sólo aquello es el bien, y todo lo demás por el hombre considerado como benéfico es sólo en vano, y así inútilmente erraremos.
Pero para que se hiciera merecedor el hombre de este beneplácito deberá laborar y concentrar sus esfuerzos para conseguirlos, o sea, que trate de apegarse al Señor con la fuerza de sus preceptos que resultan en consecuencia lo antedicho.
Dijo Rabi Pinjas ben Yair: la Torá nos lleva a la prudencia, la prudencia nos lleva a la agilidad, la agilidad a la limpieza, la limpieza a la abstinencia, la abstinencia a la pureza, la pureza a la devoción, la devoción a la humildad, la humildad al temor al pecado, el temor al pecado a la santidad y la santidad a la profecía.
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Leyes sobre el tema de los últimos días: Mesilat Yesharim