Y ahora podrás ver la diferencia entre el prudente y el limpio a pesar de que se asemejan en su tema. El cauto es aquel que se cuida en su obrar para no trasgredir lo que ya le es conocido como pecado, pero aún no es totalmente dueño de sí mismo como para desviar su corazón de las pasiones naturales sin que lo incline a demostrar concesiones en determinadas cosas que su mal no es notorio.
Y aunque trate de dominar su instinto y controlar sus pasiones no por ello cambiará su naturaleza, y no quitará de su corazón los deseos físicos, sino que los subordinará y se conducirá tras la sabiduría y no tras ellos, pero de todas formas el deseo material hará lo suyo incitándolo y seduciéndolo.