Pero la virtud de Hillel el Anciano supera todas ellas, pues no se molestaba por ninguna cosa ni surgían en él los ímpetus de cólera, esto es la real pureza de la ira.
E incluso nos previnieron nuestros sabios de enfurecernos aun por causa de un precepto, y aun el maestro sobre su alumno o el padre sobre su hijo y no se refiere esto a no castigarlo, sino castigarlo pero sin enojo, sino indicarles el camino correcto, y el enojo que les demostrará a ellos será aparente y no real, y dijo Salomón: “No te arrebates en tu espíritu por la furia” (Kohel. 7). Y dice el versículo: “Al necio aniquila la ira” (Job 5). Y así dijeron nuestros sabios: “Tres cosas definen al hombre su vaso, su bolsillo y su ira” (Trat. Eruvin. 65).