Capítulo 11, “Aspectos de la limpieza”, (parte cuarenta y ocho) – 143
En resumen, el honor incita el corazón del hombre más que todo los anhelos y deseos del mundo, y si no fuera por ello el hombre aceptaría comer lo que halla, vestir lo que cubra su cuerpo y habitar una casa que lo proteja de las inclemencias, así su sustento sería fácil y no tendría que esforzarse por las riquezas, sino que por no verse a sí mismo humillado e inferior a sus compañeros se introduce en estas dificultades y no hay límite para su esfuerzo, por lo que dijeron Nuestros Sabios: “La envidia, el deseo y el honor sacan al hombre del mundo” (Trat. Princip. 5), y nos previnieron: “No busques grandeza, ni anheles honores” (Id.). ¿Y cuántos son los que sufren hambre y aún viven de la misericordia para no ocuparse de una labor que no consideran digna de su reputación?, ¿existe locura superior a ello?, y prefieren el ocio que conduce al aburrimiento, el adulterio, el robo, y toda clase de trasgresiones con tal de no disminuir su dignidad o humillar su reputación supuesta.
Pero Nuestros Sabios que nos indica y nos conduce por el camino verdadero nos dicen: “Ama el trabajo y odia la jerarquía” (Trat. Princ. 1), y agregaron: “Degollad una res en el mercado y no digas, soy un gran hombre, soy un sacerdote” (Tr. Pesajim 113). Y continuaron diciendo: “hará el hombre un trabajo que le sea extraño, y no necesitará de las personas” (Trat. Baba Batrá 110).