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Capítulo 11, “Aspectos de la limpieza”, (parte cuarenta y uno) – 136

Hay un grado menor de enojo, es el de aquellos que no se irritan con facilidad, y aun al enojarse su ira será pequeña y no lo apartará de los dictados de la razón, pero continúan guardando su enojo. Y aun considerándolo más lejano del perjuicio que los anteriores, con seguridad todavía no alcanzo la pureza ideal puesto que le falta la cautela necesaria y al no extirpar la ira en su totalidad de él se seguirá considerando irascible.

Hay también inferior al anterior, y es aquel que difícilmente se enoja y su enojo no lo induce a destruir y exterminar, sino es una ira leve, ¿Y cuánto dura su ira?, un momento y nada más, o sea desde que su enojo nace por naturaleza, hasta que también el raciocinio aflora en su contra, y es lo que dijeron nuestros sabios: “Difícil de enojar y fácil de conciliar” (Trat. Princ. 5), y esto es una gran condición, pues la naturaleza de la persona despierta en él su ira y si la vence y aun en los momentos de furia ésta no será extrema sino que él la domina y aun el enojo leve no será duradero sino se calmará y pasará, es realmente digno de elogio, y dijeron nuestros sabios: “Pende la tierra sobre lo insignificante” , refiere a quien obstruye su boca en el momento de discordia (Julin 89), o sea que ya lo condujo su naturaleza a enfurecerse y él con esfuerzo cierra su boca.

 

R. Moshe Jaim Luzzatto Z"L TRADUCIDO AL CASTELLANO POR EL RABBI ISAAC FADDA.

"El sendero de los rectos es apartarse del mal; el que guarda su alma preserva su camino." (Mishle 16:17)