Capítulo 11, “Aspectos de la limpieza”, (parte once) – 106
Y si te musitaré alguien diciendo: Todo lo que sentenciaron sobre el hablar lascivo, no es sino para amenazar al hombre y alejarlo del pecado, y hacia el impulsivo se dirige todo lo dicho, que al hablar sobre eso lo ansía, pero quien lo dice en forma de chanza no tiene gravedad, y no se lo tendrá en cuenta; también tú le dirás: hasta aquí habló el mal instinto. Y un versículo íntegro nos señalan nuestros sabios: “Por lo tanto en sus jóvenes no se regocijará el Señor, etc., pues son todos impíos y malhechores, y sus bocas hablan vilezas” (Isaías 9), he aquí el versículo no menciona idolatría ni incesto ni derramamiento de sangre, sino la adulación, la calumnia y la lascivia, todos pecados del habla y sobre ellos se sentenció el decreto: Sobre sus jóvenes no se regocijará y de sus huérfanos y viudas no se apiadará. En realidad, es como lo expresaron nuestros sabios, que el hablar bajo es la prostitución de la boca propiamente, y por él fue prohibido como todas sus derivaciones. Con excepción del hecho en sí que a pesar de no sentenciársele la pena capital, está terminantemente prohibido, amén de poder provocar el pecado principal; Exactamente como lo comentado sobre el asceta anteriormente.