Con respecto al enojo dijeron: “Todo el que se enfurece lo considerarás como un idólatra”.
Con referencia a la envidia y el deseo estudiamos claramente: “La envidia, el deseo y la honra quitan al hombre de este mundo” (Trat. Princip. 4). Pero para sustraernos debemos estudiarlas y sus manifestaciones pues son como las plantaciones desviadas de la vid. Y comenzaremos a hablar de ellas de una en una.
La definición del orgullo es: que el hombre se da importancia a sí mismo y cree y siente que él merece la honra. Esto puede provenir por distintos motivos; hay quien se considera a sí mismo inteligente, otros hermosos, respetables, eminentes o sabios.
En conclusión, cuando el hombre piensa que está coronado con algunas de las virtudes de este mundo corre el peligro de caer en la fosa de orgullo.