Capítulo 11, “Aspectos de la limpieza”, (parte treinta y siete) – 132
Otros estimarán que son tan superiores y honorables, que es imposible que la gloria se separe de ellos y ya no la necesitan en absoluto, y para demostrarlo actuará como lo hace el humilde y aun exagerará su conducta demostrando una humildad sin límites, pero en su interior se enorgullece y dice: soy tan elevado y honorable que ya no necesito de la honra, sólo tengo que despreciarla pues es mucha la que poseo.
Este tipo de soberbio se colocará entre los muy inferiores a él o bajo los humillados del pueblo pensando demostrar con ello lo extremo de su humildad y no aceptará ningún título de grandeza negando toda superioridad, pero en su corazón pensará: “No hay sabio ni humilde como yo en la tierra”.
Pero en realidad estos orgullosos aunque demuestren humildad en apariencia, no escaparán a un accidente que aun sin su conocimiento descubrirá su orgullo como la llama que brote entre la arcilla. Y así lo asemejaron nuestros sabios: “A una casa llena de paja y tenía la casa rendijas, al cabo de unos días comenzó la paja a asomar por las rendijas, entonces todos supieron que aquella casa era de paja” (Midrash Rabá Koraj).
Lo mismo ocurre con ellos, pues no podrán ocultarse siempre y sus malos designios se descubrirán entre sus actos, ya que su conducta es de una humildad impropia y falsa modestia.