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Capítulo 11, “Aspectos de la limpieza”, (parte veinticinco) – 120

También la mentira es una enfermedad dañina que se extiende muchísimo entre los hombres y existen en ella varios grados. Hay personas cuyo oficio expreso es el mentir, ellos imaginan tremendas mentiras para trabar conversación con las personas, o para contarse entre los sabios o los muy entendidos, sobre ello está dicho: “Abominación del Señor los labios mentirosos” (Prov. 12). Y dice: “Vuestros labios hablan mentiras y vuestras lenguas pronuncian pecado” (Isaías 59). Y ya sentenciaron nuestros sabios: “Cuatro grupos no reciben la luz Divina, uno de ellos es el de los mentirosos”.

Hay otros cercanos a ellos en su nivel, aunque no se asemejan totalmente, y son los que mienten en su plática y en sus palabras o sea que no toman por oficio el inventar situaciones o hechos, que nunca sucedieron, pero al relatar alguna cosa mezclarán alguna mentira que se les ocurra y se acostumbrarán a ello hasta que se les convierte en algo natural. Estos son los mentirosos a los que nunca se les puede creer, y así lo dijeron N.S.: “Así es el castigo del mentiroso, que aunque diga la verdad no le creen” (Trat. Sanhed. 89), ya que incorporaron a ellos este mal, el que no puedan pronunciar sus bocas palabras limpias de mentiras. Y es lo que el profeta lamenta y dice: “Enseñaron a vuestras lenguas las mentiras, en las iniquidades se agotaron” (Jerem. 9).

 

R. Moshe Jaim Luzzatto Z"L TRADUCIDO AL CASTELLANO POR EL RABBI ISAAC FADDA.

"El sendero de los rectos es apartarse del mal; el que guarda su alma preserva su camino." (Mishle 16:17)