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Capítulo 11, “Aspectos de la limpieza”, (parte veintidós) – 117

En lo que respecta a la venganza y el rencor es sabido que: la venganza, es privarse de beneficiar a quien no quiso hacernos un bien, o nos perjudicó ya.

Y el rencor, es recordarle, en el momento en que beneficiamos a alguien el perjuicio que en alguna ocasión nos causó.

Y por cuanto que el instinto enerva al corazón y trata de dejar alguna impresión o recuerdo de lo ocurrido; y si no puede sembrar un recuerdo grande dejará uno chico. Le dirá a la persona por ejemplo: si quieres darle a fulano, lo que él alguna vez no te quiso dar, por lo menos no se lo des de buen modo; si no lo quieres perjudicar, por lo menos no lo beneficies en algo grande ni lo ayudes notoriamente; y si lo ayudas en algo grande no lo hagas en su presencia, o, no te vuelvas a relacionar con él ni a ser su compañero, y si lo perdonaste será suficiente con no ser su enemigo, y si aún te quieres volver a relacionar con él no le demuestres la gran simpatía del principio, y por el estilo todos los arañazos del instinto con que trata de seducir a los corazones del hombre. Por eso nos indica la Torá un principio que lo contiene todo: “Y amarás a tu prójimo como a ti mismo”, como a ti sin diferencias, sin distinción, sin artificios, ni engaños exactamente como a ti.

 

R. Moshe Jaim Luzzatto Z"L TRADUCIDO AL CASTELLANO POR EL RABBI ISAAC FADDA.

"El sendero de los rectos es apartarse del mal; el que guarda su alma preserva su camino." (Mishle 16:17)