Capítulo 11, “Aspectos de la limpieza”, (parte veintiocho) – 123
Y ya dijeron: “Hablarán la verdad en su corazón”, por ej. Rab Safra, tenía una joya para vender y vino un hombre a adquirirla cuando este recitaba el Shemá, y le dijo, dame la joya por tal suma de dinero, y al ver que no le contestaba le ofreció una suma mayor. Al concluir la oración del Shema le dijo Rab Safra, toma la joya por el valor que dijiste al comienzo ya que en ese valor la pensaba vender. Nos enseña hasta donde estamos obligados en virtud de la verdad. Así como prohibieron a los estudiosos de la Torá variar su palabra con excepción de tres casos.
Una de las columnas sobre las que se apoya el mundo es la verdad, por lo tanto el mentir representa quitar uno de los fundamentos del mundo, así como quien es cauto con la verdad es como si estableciera el fundamento del mundo.
Como relataron nuestros sabios sobre una ciudad en la que sus hombres se cuidaban de hablar la verdad y el ángel de la muerte no tenía poder sobre ellos, y por cuanto que la mujer de uno de sus habitantes varió sus palabras, aun con buena intención, se asentó entre ellos el ángel de la muerte hasta que la expulsaron y volvió a reinar la tranquilidad (Trat. Sanhed. 97). Y no hace falta explayarse en algo que el raciocinio lo obliga y el entendimiento lo ratifica.