Sábado 

י"ב ניסן התשפ"ד

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Capítulo 13, “La abstinencia”, (séptima parte) – 154

Esta es la abstinencia correcta, cuando no se obtiene del mundo en todas las utilidades que se realice de él sino lo absolutamente necesario según lo que le exige su naturaleza. Y es en lo que se vanaglorió Rabenu Hakadosh en la cita mencionada, que no gozó de este mundo ni con el alcance del dedo meñique, aun siendo príncipe de Israel y disponiendo de una mesa de reyes acorde a su rango, como comentaron N.S. sobre el versículo: “Dos pueblos en tu vientre” (Genes. 25), y dijeron: “Refiere a Rabenu y Antonino en cuyas mesas nunca faltaron la lechuga, el nabo o el rebano en verano o en invierno” (Tr. Av. Zará 11). Y lo mismo ocurría con Jizquiau rey de Judá, y todos los aforismos citados. Todos nos confirman e indican que el hombre debe apartarse de todo lo que sea deleite mundano para no exponerse a sus peligros.

Y si preguntarás y dirás: siendo así, que realmente es tan necesario ¿por que no decretaron su prohibición N.S. así como prescribieron las vallas y los decretos?. Sin embargo la contestación es obvia y simple, pues no determinaron N.S. sino aquellas cosas que la mayoría de la congregación no pueden ser devotos, y es suficiente con que sean rectos.

 

R. Moshe Jaim Luzzatto Z"L TRADUCIDO AL CASTELLANO POR EL RABBI ISAAC FADDA.

"El sendero de los rectos es apartarse del mal; el que guarda su alma preserva su camino." (Mishle 16:17)