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Capítulo 19, » Aspectos de la devoción» (parte veintiuno) /199

Y hablaremos ahora sobre el amor.

Sus ramificaciones son tres: la alegría, la devoción y el celo. Con respecto al amor, debe el hombre propiamente desear y anhelar la cercanía del Señor, y correr tras su santidad, así como persigue el hombre algo muy preciado a lo que desea intensamente, hasta que el recordar el nombre del Señor, narrar sus alabanzas y ocuparse de su Torá y de su Divinidad le sirva de sosiego y le produzca verdadero placer, como el que ama a la esposa de su juventud o su único hijo con un amor intenso, y aun hablar de ellos le es grato y agradable, como está dicho: “Pues al hablar de Él lo recordaré más aún” (Jeremías 31).

Y por supuesto el que ama realmente a su Creador no abandonará su Servicio por ningún motivo existente, salvo un caso sumamente extremo, y no necesitará ser convencido o persuadirse para servir al Señor, sino por el contrario, su corazón lo inducirá y estimulará hacia el servicio si no existe un gran impedimento.

Esta es la hermosa condición que merecieron los primeros justos y santos del Altísimo.

Como lo expreso el Rey David: “Como la cierva se regocija en los manantiales de agua, así mi alma se regocija en Ti mi Señor. Esta sedienta mi alma de Ti mi Señor, Dios existente, cuando vendrá y se presentará ante Dios” (Salmos 42). Y dice: “Se consume y desfallece mi alma por los Atrios del Señor” (Id. 84). Y también: “Mi alma tiene sed de ti, mi carne suspira por ti” (Id. 63). Y todo esto debido al intenso deseo con que lo anhela Él.

R. Moshe Jaim Luzzatto Z"L TRADUCIDO AL CASTELLANO POR EL RABBI ISAAC FADDA.

"El sendero de los rectos es apartarse del mal; el que guarda su alma preserva su camino." (Mishle 16:17)