El hombre debe observar todos los preceptos en todos sus detalles sin temer ni avergonzarse, pues así está dicho: “Y hablaré de tus testimonios ante los reyes y no me avergonzaré” (Salmos 119). Y así estudiamos: “Se fuerte como el leopardo”. Pero también en esto se necesita análisis y examen, pues todo esto está dicho sobre el cuerpo del precepto al que estamos obligados de manera absoluta y convertirnos en ellos en pedernal. Pero existen formas en la devoción, que, si las realizaría ante las personas comunes, se reirán de él y se burlarán, y pecarán y serán castigados por su intermedio, pudiendo omitir esas acciones ya que no significan una obligación absoluta. Este tipo de cosas por cierto que es más productivo para el devoto omitirlo que realizarlo. Y esto es lo que dice el profeta: “Oculto te conducirás con tu Dios” (Miqueas 6). Y cuántos de los grandes devotos dejaron sus actos de devoción al encontrase entre las multitudes para no aparentar presunción.