Capítulo 22, » La humildad» (novena parte) /231
En cuanto al odio por el ejercicio de la autoridad y el escapar a los honores, la Mishna lo trata claramente: “Ama el trabajo y odia el señorío” (Tr. Princ. 1). Y dijeron también: “el que dictamina las leyes con arrogancia, es un tonto, malvado y presuntuoso” (Id. 4). Y agregaron: “Todo el que persigue los honores, estos se escapan de él” (Tr. Eruvin 13). Y comentaron sobre el versículo, “no te introduzcas en el pleito con rapidez” (Prover. 25), no te apresures tras el señorío, no suceda que no sepas que hacer al final. Mañana vendrá a formularte preguntas, y no sabrás que contestar. Y continua allí diciendo: dijo Rabí Menajem en nombre de Rabí Tanjum: “Todo el que ejerce la autoridad para su satisfacción personal, es considerado como el adultero que goza del cuerpo de una mujer”. Y también allí, dijo Rabí Abahu: “Yo (o sea el Eterno), fui llamado Santo, si tú no posees todas las cualidades que hay en mí, no podrás ejercer autoridad”. Y así lo demuestran los alumnos de Raban Gamliel, que, aun estando necesitados a causa de su pobreza, no quisieron ejercer autoridad. Es lo que está dicho sobre la unción del sumo sacerdote: “¿Ustedes piensan que les entrego autoridad?, servidumbre les entrego” (Tr. Horaiot 10). Y así dijeron, “Pobre de la autoridad que entierra a sus poseedores”. Y lo aprendemos de Yosef, que por ostentar la autoridad murió antes que sus hermanos (Tr. Pesajim 87).