Tenemos como ejemplo a Ioash, quien hizo lo correcto en los ojos del Señor todo tiempo que lo guiaba Iehoiada, el sacerdote que era su maestro. Pero al morir Iehoiada sus sirvientes comenzaron a adularlo y a magnificar sus virtudes, hasta que lo asemejaron a una Divinidad, y el rey comenzó a escucharlos. Y podrás apreciar claramente, que la mayoría de príncipes, reyes o poderosos señores, en cualquier posición que se encuentren sucumben y corrompen entre la adulación de sus sirvientes.
Por lo tanto, quien posea los ojos en su cabeza, se cuidará e investigará los actos de quien quiera ser su amigo, consejero o administrador de su casa, más aún de lo que cuida la calidad de su comida o su bebida; Pues la comida o la bebida pueden dañar sólo a su cuerpo, pero sus compañeros o empleados podrán destruir su alma, sus bienes y su prestigio. Y el rey David dijo: “El que anduviere un camino integro, él me servirá. No habitará en mi casa el embustero”(Salmos 101).
Y no hay beneficio más grande para el hombre que el buscar amigos íntegros, que iluminen sus ojos en lo que no pueda ver, y lo amonesten con su amor salvándolo así de todo mal.
Pues lo que el hombre no ve por no percibir sus propias faltas, ellos lo verán, lo entenderán y lo prevendrán, pudiendo así cuidarse. Y sobre esto está dicho, “La salvación, en el incremento de los consejos” (Prov.24)