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י"ב ניסן התשפ"ד

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Capítulo 24, » El temor al pecado» (tercera parte) /244

El segundo tipo, la veneración a la Majestad Divina, refiere a que el hombre se alejará de los pecados y no los cometerá por el gran honor del Señor, pues como se permitirá o se atreverá el corazón del ser humano despreciable y bajo, a realizar algo contra la voluntad del Creador, Bendito y Enaltecido su Nombre.

Esta clase de temor no es tan fácil de conseguir, pues no nace sino del conocimiento y el raciocinio, del análisis acerca de la Majestuosidad del Señor y de la bajeza del hombre.

Todas estas cosas que acabamos de mencionar, son producto de una mente comprensiva y analítica. Y es el temor que clasificamos en el segundo orden de una de las categorías de la devoción que ya mencionamos, en la que el hombre se avergüenza y teme ante el Creador cuando realiza sus plegarias, o cualquier otro acto de Su servicio. Este es el temor superior con el que fueron elogiados los antiguos piadosos. Esto es lo que Moisés pregona y dice: “Para temer al Señor Honorable y Temible, al Eterno tu Dios” (Deuter. 28).

Este es el temor al cual nos encontramos abocados ahora, o sea, el temor al pecado, que es un aspecto de la veneración a la Majestuosidad Divina que ya mencionamos, y representa una clase por sí mismo.

Esto significa que el hombre debe temer y preocuparse por sus actos constantemente, por si se ha mezclado en ellos una pizca de pecado, o si existe en ellos cualquier otra cosa grande o pequeña que no esté de acuerdo con el honor del Señor y su Majestuosidad. Y aquí observas la íntima relación entre este temor y el temor a la Majestuosidad Divina que mencionamos, pues comparten un objetivo en común, no realizar ningún acto contra la Majestad de su Nombre Bendito.

R. Moshe Jaim Luzzatto Z"L TRADUCIDO AL CASTELLANO POR EL RABBI ISAAC FADDA.

"El sendero de los rectos es apartarse del mal; el que guarda su alma preserva su camino." (Mishle 16:17)