Capítulo 3, “Aspectos de la prudencia”, (cuarta parte) – 37
Y veo la necesidad del hombre de que determine y sopese sus caminos cotidianamente, así como los grandes comerciantes nivelan sus transacciones para que no se arruinen, estipulando momentos y horas a tal efecto para que no sea su análisis efímero, sin constante, y cuantiosos serán los resultados. Y nuestros sabios de bendita memoria, nos indicaron claramente la necesidad de este cálculo. Y es lo que aseveran: “Por lo tanto exclamarán los poderosos venir a Jeshbón” (Números 21-27). “Exclamarán los que gobiernan sobre su espíritu, venid a considerar el cálculo del mundo, la perdida ocasionada por el precepto, frente a la beatitud divina, y la satisfacción del pecado frente a su perjuicio”. Significando, que este autentico consejo no lo podrán emitir ni tampoco adoptar, sino aquellos que se libraron del poder de su instinto y lograron dominarlo, pues quien se encuentre todavía cautivo en la prisión del mismo, sus ojos no verán esta verdad ni tampoco la reconocerán, pues su instinto cegará virtualmente sus ojos, asemejándose a quien se encamina en la oscuridad sin poder divisar los obstáculos que se encuentran frente a él. Como lo afirman nuestros sabios: “Pones la oscuridad y se hace la noche” (Salmos 104-20), lo siguiente: “Refiérase a este mundo que se compara a la noche” (Babá Metziá 83-b). Y comprenderás cuán maravillosa es esta expresión si lo profundizas para entenderlo, puesto que las tinieblas de la noche producen dos tipos de confusiones a los ojos de los hombres, o que obstruye su visión hasta no ver en absoluto lo que se encuentra delante de él, o que lo confunda haciéndole ver una columna como un hombre o un hombre como una columna. Así el materialismo de este mundo es como las tinieblas de la noche para los ojos de nuestra razón y le provoca dos tipos de errores: no le permite ver los tropiezos en los caminos de este mundo y los necios que se encaminan en su propia seguridad caen y desaparecen sin que los alcance el temor desde un principio, como nos lo dice el versículo: “El camino de los malvados es como las tinieblas, no sabrán con que tropiezas”(Proverbios 4-19), y dice: “El prudente ve el mal y se oculta y los necios continúan y, son castigados”(Prov. 22), y dice: “El tonto se arrebata y confía, pues su corazón lo tiene seguro como un bloque, y cae antes de enterarse del obstáculo”.