Capítulo 4, “Adquisición de la prudencia”, (novena parte) – 48
Pero el mensaje para el pueblo, se dirige hacia la retribución y el castigo mismo, viendo la profundidad de la ley hasta donde llega, que en verdad es digno de temblar y conmoverse siempre, pues quién enfrentará el día del juicio y quién se justificará ante el Creador, quien observa detalladamente toda cosa pequeña o grande. Y así dijeron nuestros sabios: “Y le relata al hombre su plática” (Amos 4-13), aun la plática más íntima entre el hombre y su mujer la recuerdan el día del juicio (Jaguigá 5). Y más dijeron: “Ya a su alrededor brama con violencia”, te enseña que el Señor, Bendito Sea, detalla con sus devotos lo más mínimo, como un hilo de cabello (Yebamot 121-b). Abraham, el Abraham bien amado por su Creador, tal como lo atestigua la escritura: “Abraham mi bien amado”(Isaías 4), no escapó al juicio aun por cosas pequeñas en las que no detallo, por exclamar: “Cómo sabré que heredare” le dijo el Señor, Bendito Sea: “Sabrás que extranjera será tu simiente”(Bereshit Rabá 46). Y por haber pactado con Abimelej sin orden del Señor, le dijo El, Bendito Sea: “Por tu vida, que demorare la dicha de tu simiente siete generaciones”(Id. 89).