Capítulo 4, “Adquisición de la prudencia”, (sexta parte) – 46
Y los necios que buscan solo aliviar de ellos, comentan: para que fatigarnos con tanta piedad y aislamiento, si nos es suficiente con no ser malvados y penar en el infierno, no nos esforzaremos por penetrar en el paraíso totalmente, si no obtenemos una parte grande obtendremos una pequeña. Para nosotros es suficiente con esto y no aumentaremos el yugo de nuestra carga.
Sin embargo solo una pregunta le formularemos: Acaso podrán soportar con tanta indiferencia en este mundo efímero, ver algunos de sus compañeros más ensalzados y encumbrados que ellos y gobernándolos, y más aún alguno de sus esclavos o de los humildes más denigrados ante sus ojos, no se afligirá ni hervirá su sangre en su interior? decididamente no!, pues vemos con nuestros ojos que todo el esfuerzo de la persona es para elevarse sobre quien pueda y ocupar un lugar entre los más encumbrados, pues ella es la eterna envidia del hombre. Y si viera a su compañero encumbrase y él permanece en la humildad seguramente lo que sufrirá es el tener soportarlo pues no puede impedirlo y su corazón se debilitará dentro de sí.