Pero notaremos que, así como la agilidad es la consecuencia del entusiasmo interno, ésta, la agilidad generará el entusiasmo, o sea que, quien sienta en sí mismo al ejecutar un precepto la agilidad invertida externamente, así mismo provocará que arda en él un movimiento interno y el entusiasmo y el anhelo se acrecentarán en él.
Pero si se conducen con indolencia en el movimiento de su cuerpo, también la reacción de su espíritu se sosegará y se apagará. Y esto la experiencia lo comprueba. Puesto que ya sabes que lo más apreciado en el servicio del Creador, Bendito Sea, es el deseo del corazón y el anhelo espiritual, siendo esto de lo que vanagloriaba del rey David en su buen destino, diciendo: “Como el siervo brama por la corriente de agua así mi alma clama por ti, oh Dios!” (Salmos 42).
“Sedienta está mi alma del señor”. Y dice aun: “Mi alma se consume y desfallece por los atrios del Señor” (Id. 84), y exclama: “Sedienta de ti está mi alma, suspira por ti mi ser” (Id 63).