Los obstáculos de la agilidad, son los que intensifican la pereza. Y el mayor de ellos es la búsqueda del descanso físico, el aborrecimiento a la labor y el amor a los placeres con la totalidad de sus condiciones. A tal persona le pesará el servicio ante su creador intensamente, pues quien quiera comer con todo el reposo y la tranquilidad, dormir sus sueños sin molestias y se negará a caminar despaciosamente, y todo lo que se le asemeje, se le dificultará madrugar para los servicios matutinos, o abreviar su comida para la oración Minja de la tarde o salir para una obra de bien si el tiempo no es claro, y con más razón aún apresurarse a realizar un precepto o estudiar Tora.
Y quien se acostumbre en esta conducta, no será dueño de sí mismo para realizar lo contrario cuando lo desee, pues se apreso su voluntad en el claustro de la costumbre que se convierte en su segunda naturaleza.