Mitzva 510) Prohibición de practicar la adivinación.
Parashat Shoftim
“No se hallará en ti… quien practique la adivinación…”.(Devarim 18,10)
Mitzva prohibitiva de practicar la adivinación. El asunto de la adivinación es cuando la persona concentra su meditación y fija toda su intención y sentimiento en esa cosa que busca saber, y por medio de esa meditación y elevación de su pensamiento del mundo material se mezcla su alma con los espíritus captadores del futuro cercano. No obstante los adivinadores a veces pueden alcanzar conocer el futuro cercano, nunca tendrán la capacidad de saber el futuro lejano, ya que este nivel tan alto no es alcanzado sino que por los verdaderos profetas. E incluso toda la verdad sobre el futuro cercano no alcanzarán a saber, sino que solo se cumplirán sus palabras en la mayoría de los casos. No son todas las personas iguales en lo que respecta a este asunto, ya que de la misma manera que hay gente mejor dotada que otras en fortaleza u otros aspectos, hay más virtuosas en su capacidad de adivinar el futuro que otras, sobre esto dice el versículo “no se encontrará en ti…adivinadores…”.
El motivo de la prohibición es que estas cuestiones confunden y hacen equivocar a la gente del pueblo, ya que al ver cumplirse las palabras del adivinador en ciertas ocasiones pensarán que todos los acontecimientos del mundo son causados por los astros y las fuerzas, y casi que pensarán que no es el santo bendito sea quien supervisa sobre este mundo.
Rige esta prohibición tanto sobre hombres como mujeres, en todo tiempo y lugar. Quien realiza adivinaciones por medio de prácticas específicas, y le informa a las personas lo que entendió en sus adivinaciones será castigado con latigazos. Pero, quien consulta a un adivinador no será castigado con latigazos, pero sin dudas que su accionar es muy despreciable al fijar sus pensamientos y perder su tiempo en esas banalidades, porque no es digno de quien recibió del creador el tan preciado obsequio de tener capacidad de pensamiento y razonamiento lógico piense en esas banalidades, sino que debe fijar su pensamiento solo en el servicio del creador. No se debe temer de las palabras de un adivinador porque Hashem con su gran bondad cambia la agrupación e influencia de las estrellas y los astros, anulando así estas fuerzas espirituales para cuidar y beneficiar a sus devotos, y es sabido que nosotros, su pueblo santo, no estamos condicionados por los astros y la suerte sino que Hashem es nuestro supervisor como nos lo hizo saber.