Estos conceptos, nos fueron transmitidos por una tradición que se remonta a nuestros Patriarcas y Profetas. Y los percibió la totalidad del pueblo judío en el monte de Sinaí donde concibieron su verdadera naturaleza, e instruyeron a sus hijos, generación tras generación, hasta el día de hoy. Y así lo encomendó nuestro patriarca Moisés, de bendita memoria, en nombre de Hashem: «Cuídate de no olvidar aquellas cosas que vieron tus ojos … y las harás saber a tus hijos y a los hijos de tus hijos»(Deuter. 4-9).
Sin embargo, estos conceptos pueden ser verificados a partir de la lógica y demostrados probadamente. Esta verdad, resulta fácilmente comprobable con la observación de la naturaleza y sus fenómenos, bajo la prisma de distintas disciplinas científicas como la física, la astronomía, etc., de las que obtenemos ciertos principios que nos ayudan a lograr clara evidencia sobre esta verdad.
Empero no nos explayaremos ahora sobre este particular sino que expondremos principios concretos y los presentaremos según la Tradición ancestral, ampliamente reconocida en nuestra nación.