9] Al margen de esto, decretó la justicia Divina que tanto el hombre como el mundo ya no pudiesen alcanzar la perfección en su forma degenerada; o sea en la forma actual en la que se incremento el mal.
Y ahora, imperiosamente el hombre debe morir así como todo elemento creado y que se pervirtió con el.
El alma se halla imposibilitada de purificar al cuerpo en tanto este no fallezca y se descomponga y solo entonces podrá, al ser el cuerpo reconstruido, introducirse nuevamente en el y purificarlo. Asimismo el mundo todo perderá su forma actual y posteriormente adoptara otra diferente apta para la perfección. Por ello fue decretado que el hombre muera y retorne a la vida en la época de la resurrección; y el mundo se destruya y posteriormente se renueve, como lo han expresado Nuestros Sabios de bendita memoria: «Seis mil años existirá el mundo y durante mil años permanecerá destruido; al finalizar estos mil años Dios volverá a reconstruirlo» (Tal.Sanhedrim 97).