7] Empero la persona que se eleva y se purifica a sí mismo en su accionar, el transmitirá con su estudio un grado de influencia proporcional al de su conducta personal. Y en tanto más se prepare a si mismo mayor será la excelencia de su estudio y su fuerza.
Esto es lo que hallamos en los antiguos sabios a quienes el estudio de la Tora le otorgaba un poder inmenso y les brindaba dignidad y grandeza, lo cual se halla ausente en las generaciones posteriores; y todo debido al grado de preparación superior de aquellas generaciones antiguas.
Y así comentaron sobre Jonathan ben Uziel: «Cuando él estudiaba Tora, el pájaro que volaba sobre su cabeza se incineraba» (Tal. Suca 28) y todo debido a la santidad que alcanzaba por medio de su estudio.