Sección 4, capítulo 6 «El orden diario y la plegaria» (sexta parte) /234
4] El primer acto es la purificación de las manos (Netilat Yadaim), pues ellas se impurificaron y sobre ellas se posó la impureza nocturna y por lo tanto se debe expulsar dicha impureza y purificarlas.
Y determino Dios que se expulse la impureza por medio de un lavado apropiado de las manos, como nos instruyeron Nuestros Sabios de Bendita Memoria.
Y de esta manera todo el cuerpo del hombre se purifica, tras haber contenido la impureza que las manos le transmitían.
Existe en esta idea una rectificación para la creación toda, al purificarla de la impureza nocturna y extraer su obscuridad.
Relacionaron a esto, asimismo, la higiene del hombre y la atención de sus necesidades físicas, de manera que se purifique y se prepare para presentarse ante su Creador, Bendito Sea.