Viernes 

י"ט אדר ב’ התשפ"ד

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Séptimo capítulo/19

  1. Está escrito en la Torá: «Un amonì o un moabì no entraran a la congregación de Hashem……debido al hecho de que no se anticiparon a ustedes con pan y agua cuando [el Pueblo Judío] salió de Egipto, y dado que contrataron a Bilam el hijo de Beor, de Petor, en Aram Naharaim para que te maldiga” (Debarim 23,5). El midrash explica que en realidad Benei Israel no necesitaba pan y agua ya que todos los años que estuvieron en el desierto, caía la mana de los cielos y bebían agua del manantial de Miriam. Sin embargo, con este versículo lo que la Torá nos quiso enseñar es cómo debemos comportarnos con el otro, ya que cuando alguien viene viajando se le debe ofrecer comida y también darle de beber. Debido a que estos dos pueblos, Amon y Moab, no actuaron de esta manera, fueron fuertemente castigados y se les prohibió, después de su conversión y a toda su descendencia, casarse con una mujer nacida de vientre judío ( el significado de «no entrara en la congregación de Hashem», no es que no se podrá convertir sino que no podrá casarse con una mujer nacida de vientre judío incluso su decima generación).

2. De lo anterior se aprende que si estos dos pueblos, Amon y Moab, fueron castigados tan severamente por no haber ofrecido ayuda al pueblo de Israel quien no la necesitaba, cuanto más y más será castigado aquel que no ayuda a su compañero cuando éste sí la necesita.

“Te diré hombre que es Bueno y que es lo que demanda Hashem de ti,  que actúes con justicia, ames con misericordia y camines con humildad junto a tu Di-s” (Mija 6:8)