Es lo que Salomón clama y dice más: “Sabio es el perezoso para sí mismo que siete hombres de respuestas prudentes” (Prov. 26). Pues la indolencia no le permite considerar las palabras de los que lo amonestan sino que estimará a todos como tontos y equivocados siendo él el único sabio.
Y has de saber que es un principio grande y comprobado en el arte de la abstención: toda licencia debe examinarse. Pues a pesar de aparentar ser correcta y aceptable, es probable, sin embargo que se trate de un engaño del mal instinto, por lo tanto se debe inspeccionar tras ella con diversas averiguaciones e investigaciones. Y si aún después de esto se justifica, con seguridad resultará correcta.