Aún más grave que el interior es el deseo del honor, pues es posible que el hombre domine su instinto sobre el dinero y demás placeres, pero el honor lo impulsa, porque no puede soportar verse a sí mismo inferior a los demás, y en esto muchos tropezaron y desaparecieron. He aquí que Jerobam ben Nabat fue arrebatado de este mundo por causa del honor, como lo dijeron nuestros sabios: “Lo tomó el Santo, Bendito Sea, de sus ropas y le dijo: arrepiéntete y Yo y tú y el hijo de Ishai pasearemos por el paraíso, le dijo, ¿quién irá en la cabecera?, le contestó el Señor: el hijo de Ishai, le dijo: si es así no me arrepiento” (Trat. Sanhed. 102). Y así ¿quién le provocó a Koraj y su congregación que desaparecieran? el honor, como está escrito: “Y exigieron también el sacerdocio” (Num. 16), y los sabios nos comentaron que todo sucedió pues vio Koraj a Elizafan hijo de Uziel, príncipe en su lugar.
El mismo motivo ocasionó, según nuestros sabios, que los explotadores criticasen la Tierra Prometida provocando su propia muerte y la de su generación, pues temieron que se disminuya su honor al ingresar a la Tierra Prometida, ya que ellos no serían los príncipes del pueblo y nombrarían otros en su lugar. ¿Por qué comenzó Saúl a perseguir a David sino por el respeto?, pues esta dicho: “Y comentaban las mujeres risueñas y decían: golpeó Saúl etc.”, y odió Saúl a David desde ese día. ¿Quién condujo a Yoav a matar a Amasa sino el honor?, pues le dijo David: “Serás el jefe de los ejércitos ante mí siempre” (Samuel 2).