Y determinó Su suprema inteligencia, que quien observe los preceptos que El encomendó, con cada una de dichas actitudes podrá paulatinamente ir alcanzando categorías superiores en el acercamiento a Dios; a esto le corresponderá asimismo una creciente iluminación divina la cual conlleva un grado paralelo de perfección.
Lo contrario ocurre con las transgresiones. Cada acción prohibida que el hombre realice, Dios no lo permita, lo alejara en cierto grado de Dios y esto causara una determinada ausencia de la luz emanada de El y de Su presencia, lo cual resultará en un correspondiente grado de imperfección del hombre.