A pesar de que la creación esta organizada de manera que se desarrolle en una relación de causa y efecto], estas causas no necesariamente producen en forma permanente sus efectos, ya que en numerosas ocasiones se contradicen entre si. Por ejemplo, probablemente le corresponda a la persona riqueza en función de los méritos paternos, empero según su conducta merece pobreza. Y de acuerdo a su situación general, riqueza o pobreza. Y aun en el caso de las propias acciones, existen algunas que el hombre realiza y por las cuales le corresponde recibir cierto bien, en tanto que por otras debe asumir una carencia de dicho beneficio. Sin embargo, la Divina Inteligencia sopesa y decide cada factor de la mejor forma posible, creando las situaciones que afectan a cada individuo y que son producto de las diferentes causas. Por lo tanto, no le sucederá a la persona nada que no sea producto de alguna de las causas mencionadas; y los detalles es imposible que el hombre los conozca, y son numerosos los que ya conocemos, así como las reglas generales de este concepto.