3] Como ya desarrollamos en la sección 1, capitulo 3, la obscuridad y el materialismo se hallan firmemente arraigados a la naturaleza humana de este mundo; sin embargo, combinado y asociado con ello, el hombre posee cierta iluminación en la cual se originan el entendimiento y la razón.
Desde el mismo nacimiento, el hombre es un ser irracional y de poca inteligencia y paralelamente a su crecimiento ira incrementándose su capacidad intelectual. La causa de todo esto es, sin embargo, la influencia Divina, pues como resultado directo de la influencia Divina en el ser humano, se formarán cualidades y características, tanto en lo personal como en lo colectivo. Y el origen de todo esto es, en cada caso, la iluminación Divina o su ausencia, lo cual aclaramos más arriba, (en la sección 1 capitulo 4) y constituye la raíz de la existencia del bien y del mal en cualquier lugar donde se hallen.